La “economía de la tamalera” resultó un rotundo fracaso

 

Mouris Salloum George*

Los tecnócratas-estadígrafos prefieren llamarle economía informal. Según informa el mercado laboral, hasta hace unos meses la Población Económicamente Activa (PEA) rondaba en más de 56 millones de individuos mayores de 15 años: El “sector informal” absorbía 56 por ciento; esto es, más de 33 millones de personas.

 

(Antes continuar el tema, conviene precisar que, en la metodología empleada por el Inegi en sus periódicas encuestas sobre esa asignatura, se separan dos rubros: Empleo y ocupación. Los que saben de estas cosas, identifican la primera categoría como aquellos servicios sujetos a un contrato colectivo o individual, cuya característica es la prestación de Seguridad Social.)

 

Hasta 1982, los gobiernos satanizados como populistas tuvieron como prioridad atender la demanda de empleo -si no pleno, máximo- y defender una política de salarios remunerativos, conforme lo mandata el artículo 123 de la Constitución.

 

En el umbral de la implantación del Estado neoliberal, en respuesta a la recurrente crisis económica, el propio gobierno federal inició una campaña de ceses masivos (para adelgazar al Estado). En el caso de empleados de base, disimulada como retiro voluntario. Su operador fue identificado como Salinas Recortari. Los empleadores privados se pusieron a lomo de esa oportunidad e hicieron lo que convenía a sus intereses.

 

La “economía de la tamalera” resultó un rotundo fracaso

Fue en aquella temporada en que apareció el slogan: Empléate a ti mismo, que terminó como denominación social de una fundación privada. Esta fuente, al recapitular el sexenio de Vicente Fox, concluyó que aquella opción resultó un retundo fracaso en su apoyo a los “changarros”. Los detractores de esa política la bautizaron como Economía de la tamalera.

 

Obviamente, esa estrategia disparó la economía “informal”. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se fingió preocupación por ese problema, pero sólo para efectos fiscales. En ese mismo periodo emprendieron el vuelo las outsorsing; un recurso patronal para burlar los derechos establecidos en la Ley Federal del Trabajo mediante la triangulación contractual de mano de obra, cuya primera negación es la Seguridad Social.

 

Al declararse el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 como el primero pos neoliberal, el cascarón del huevo de la serpiente ya estaba roto.

 

Ya aparecieron los que ven el vaso medo vacío

En medio de la sicosis por el Covid-19, especialistas de toda especie anuncian “oportunamente” que, por ese fenómeno, se perderán entre cinco y ocho millones de “empleos”. No faltaba más: Por supuesto,encontraron al culpable; ya saben quien.

 

Para la intencionalidad de esos “expertos” no importan otros datos. Verbigracia: La fundación privada antes citada, ha manejado el dato de que uno de cada dos mexicanos de la PEA estaba ya desempleado. Como respuesta,ha propuesto formar nuevos emprendedores.

 

El Inegi, da a conocer que en recientes meses al menos se ha mitigado la tasa de desocupación.

 

Nos parece más significativo un reporte del Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social (Coneval). Colocando la lente sobre el concepto Tendencia laboral de pobreza, medida por ingreso y acceso a lacanasta básica alimentaria, ese organismo informa que, entre el primer trimestre de 2019 y el mismo periodo de 2020, el indicador correspondiente se contrajo de 37.3 a 35.2 por ciento.

 

El poder económico privado ejerce su derecho al pataleo

Obviamente, poco más de 2 por ciento a la baja, no son para echar las campanas a vuelo pero, vis a vis con la descomunal magnitud del problema que se arrastra de que sentó plaza el empléate a ti mismo, para decirlo con la palabra de moda, la curva desempleo-desocupación-pobreza tendía a atemperarse hasta marzo de 2020.

 

Como sea, en respuesta a la Emergencia Económica Nacional, la política estatal de subsidios se orienta ahora a los menos favorecidos.Esto es lo que calienta al poder económico privado, que ejerce ahora el derecho al pataleo. Muy legítimo además, en tanto no afecte a terceros. Vale.

* Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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